Pensión Restaurante Los Arándanos
Me dirijo a usted con la intención de comentarle lo que me ha ocurrido en uno de los establecimientos que figura en la famosa y prestigiosa Guía Michelín.
Hace aproximadamente 2 semanas nos dirigimos a Villablino con la intención de pasar un fin de semana esquiando y para ello reservamos 4 habitaciones en la Pensión-Restaurante Los Arándanos de Villablino. Sobre las 18:30h., tras regresar de la estación de esquí, entramos en el hostal y tras abonar el pago de las cuatro habitaciones, subimos a las mismas a ducharnos y tras un minuto de agua caliente y encontrándome enjabonado totalmente, el agua comenzó a salir fría. A continuación me vestí y fui a la recepción del hostal, donde me encontré a los ocupantes de 6 ó 7 habitaciones más con el mismo problema. La trabajadora del hostal respondió que el problema era que todos nos estábamos duchando al mismo tiempo, con lo cual decidí solicitar una hoja de reclamaciones a lo que la recepcionista me respondió que ya me la daría su padre (dueño del hostal). Cinco minutos después llegó el dueño, le pedí de nuevo una hoja de reclamaciones y, sin más, en tono desafiante, me dijo: "¿Para qué quieres una hoja de reclamaciones? Si no estás a gusto te vas; es más, tú ya no duermes aquí, te doy el dinero y te largas de aquí que no te quiero en mi hostal”.
Acto seguido, las seis personas que me acompañaban deciden, después de la mala educación mostrada por el dueño, recoger el equipaje y abandonar la pensión. Al regresar de las habitaciones con el equipaje, le reclamamos el abono de las cuatro habitaciones y la hoja de reclamaciones, que aún no nos había proporcionado.
Con malas palabras nos dio la hoja de reclamaciones, la cubrimos y, acto seguido, dice que no nos abona el dinero de las habitaciones por haber cubierto dicha hoja, además de proporcionarnos insultos de todo tipo. Decidimos entonces llamar a la Guardia Civil de Villablino, con la intención de informarnos de nuestros derechos. Se presentan en el Hostal y nos informan de que una vez producida la entrada en la habitación, el dueño no tiene la obligación de abonar las mismas. Finalmente cubrimos otra hoja de reclamaciones notificando estos últimos hechos, al tiempo que el dueño de la pensión nos seguía proporcionando insultos hasta el punto de que es la pareja de la Guardia Civil la que le agarra y le pide que se tranquilice.
Obviamente, después de esta serie de sucesos, abandonamos la pensión a pesar de no recibir el abono.
Aunque no tuvimos tiempo de comprobar la gastronomía de este establecimiento, damos por supuesto que la atención al cliente en el restaurante será la misma que en el hostal, dado que el dueño es el "prestigioso cocinero".
Con todo esto, nos percatamos de que el establecimiento figura en la Guía Michelín de 2009 y 2010, con lo cual creo que sucesos como éste ponen en duda la fiabilidad de dicha guía, pues no sólo debe importar la gastronomía, sino también la atención al cliente y, sobre todo, la buena educación.
Agradeceríamos que la Guía Michelín tuviera en cuenta esta carta y que tomara las medidas oportunas ya que, sinceramente, este establecimiento no merece un lugar en la misma.