Situado en pleno corazón de la ciudad portuaria de Cartagena (Murcia) Magoga es el lugar deseado por María Gómez y Adrián de Marcos. Lo que empezó siendo una humilde casa de comidas hoy día se ha convertido en uno de los restaurantes gastronómicos más prestigiosos de la Región de Murcia. Ubicado justamente en la desaparecida lonja de frutas y verduras de Cartagena, Magoga es el alma gastronómica de María Gómez García. En sus propuestas muestran la elaboración tradicional de la zona, rescatada del legado Cartaginés; Sus más de 3000 años de historia, el Mar Mediterráneo e incluso hasta las piedras del mismísimo anfiteatro romano de Cartagena, sirven como inspiración para elaborar menús de degustación y platos de temporada. Sus técnicas, captadas en las mejores cocinas de España de la mano de grandes profesionales como Arzak, Adriá o Arbelaitz se implantan con un toque personal, técnica y sentimiento. El resultado es una carta tradicional enfocada según mercado y variándola al son de las cuatro estaciones, utilizando los mejores pescados y mariscos de sus lonjas, como el mújol y el atún (ambos capturados en almadraba de la bahía de Mazarrón), de las frutas y verduras que crecen en la huerta murciana, de las carnes de caza, cordero y chato murciano, que frecuentemente incorporan a sus platos y pucheros tradicionales, donde predomina el famoso arroz de Calasparra, sin olvidarnos de la riqueza de sus salazones, la hueva o la mojama y su AOVE de aceituna de cuquillo, variedad característica de la zona.
En Magoga, el servicio de sala fluye con gran agilidad y armonía gracias a un excelente equipo dirigido por Adrián de Marcos. Un servicio que a su vez cuenta con el asesoramiento de Abel Valverde (maitre del Santceloni).
Apasionado en el mundo del vino, Adrián también es el encargado de encontrar referencias únicas que mariden con cada uno de los platos de la carta. Magoga cuenta con una bodega donde podemos encontrar más de 300 etiquetas donde selecciona la más alta gama de vinos en las que se incluyen añadas antiguas y botellas numeradas que proceden de diferentes partes del mundo.
La línea de Abel también viene reflejada en el impresionante carro de quesos surtidos, siguiendo la línea de las más altas salas de élite, donde cuenta con una selección de 50 piezas de temporada: locales, nacionales y de importación. Quesos de la talla de Blu´61 o Banon a la Feuill.
Un aspecto característico que más nos llama la atención es su espíritu marinero. Sus murales que imitan a bancos de peces marinos y las pintadas de piedras que visten sus paredes o sus cortinas aterciopeladas de color arena (que imitan a la arena de la playa) nos conduce por un momento al autentico Mar Mediterráneo. Lo que nos hace pensar que el creador de esta atmósfera tan confortable sea ni más ni menos que el mismísimo Valisse.
Las piedras sobre las mesas también desempeñan un papel fundamental en Magoga, (representando las sierras de la costa del litoral o el mismismo anfiteatro romano de Cartagena), todas ellas recogidas en las playas de Mazarrón por la propia María, cuya intención según nos cuenta es de transmitir tranquilidad al comensal.
Una vez que nos acompaña el camarero/a muy amablemente a la mesa, nos invita a sentarnos y muestra la carta de vinos, particularmente para mi, muy bien trabajada, ya que como he resaltado anteriormente encontramos más de 300 etiquetas con una alta gama de los mejores vinos del mundo. Seguidamente la camarera se acerca con la cesta del pan, donde nos da a elegir entre una variedad de panes: blancos, integrales y semillas de pipas o calabaza y nos sirve una selección de aceites de tres variedades: cornicabra, arbequina y hojiblanca.
La primera variedad que pruebo es la cornicabra, de potente sabor en boca y un ligero picor y aroma a fruta verde, donde predomina la manzana. Sigo con la variedad arbequina, un tanto dulce, frutado donde realza la manzana y el plátano. Excelente.
Para terminar, la hojiblanca me sugiere un olor un tanto peculiar a hierba fresca, recién cortada con un suave picor en boca y un suave sabor a frutos secos, donde me predomina la almendra. Exquisito.
Continuamos con una serie de snacks de aperitivo: el primero es la flor de novia del campo de Cartagena (una versión del mítico postre cartagenero bañado en almíbar de miel, pero esta vez nos lo ofrece salado) de textura muy fina y crujiente, muy agradable al paladar.
Flor de novia del campo de Cartagena
Un taco de codorniz con salsa de remolacha y un cóctel de pepino con aire de jengibre, donde resalta la cremosidad del pepino y el frescor del aire de jengibre, un auténtico placer para el paladar.
Taco de codorniz con salsa de remolacha
Cóctel de pepino con aire de jengibre
Continuamos con un Tartar de langostinos con sus cabezas crujientes y salsa de coliflor, de sabor delicado y un crujiente muy bien conseguido.
Tartar de langostinos con sus cabezas crujientes
Un ceviche de corvina con toques cítricos y boniato que envuelve unos filos hilos de chile y cilantro, una auténtica trilogía de colores que deja un finísimo sabor a ahumado y frescor en boca debido al ligero toque de cilantro. Totalmente Insuperable.
Ceviche de corvina con toques cítricos y boniato
La ensalada de cebolla asada, salazones y almendras es un auténtico festín, ya que este plato se sirve en un submarino, homenaje al prototipo diseñado por el cartaginés Isaac Peral.
Ensalada de cebolla asada, salazones y almendras
El siguiente plato a degustar fue un calamar de potera con crema de almendras y setas de temporada. Para ser calamar de potera resalta su sabor y quedas impresionado por su tierna textura.
Calamar de potera con crema de almendras y setas de temporada
Bonito, ajoarriero y miso. Así denominó María este último plato de pescado. Está muy a la altura.
Bonito, ajoarriero y miso
Y para terminar Manitas. Si, si, unas auténticas manitas de cerdo totalmente jugosas y especiadas, con un ligero sabor a comino.
El galardón final vino con los postres. Todos ellos regados con Petite Caligo y Recóndita Armonía: un Monastrel blanco de la zona de Alicante y un Monastrel tinto de Gutiérrez de la Vega. El anfitrión de esta velada fue el Pavlova: un pastel elaborado a base de merengue cocido, crema y frutos rojos, resultando bastante crujiente por fuera y muy cremoso y suave por dentro.
Milhojas de avellana caramelizada y helado de especias
Tarta de queso y frutos rojos
Pasión por el chocolate y helado de algarroba
Dirección: Plaza Dr. Vicente García Marcos, 5. Cartagena (Murcia). Teléfono: 96 850 96 78 Horario: De martes a sábados de 13.30 a 15.30 horas y de 20.30 a 23.00 horas. Domingos de 13.30 a 15.30 horas. Cierra lunes y domingos noche. Precio medio de la carta: 50-60 € por persona .
Menú degustación con maridaje: 100 € por persona