elEconomista
Las pymes bodegueras, que son la inmensa mayoría de las 4.000 empresas del sector en España, buscan crear estructuras de exportación comunes y más apoyo público para aprovechar el auge en el exterior.
"Puede ser un magnífico año". Así de contundente, aunque con la prudencia debida, se manifiesta Rafael del Rey, director del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), sobre las perspectivas de los próximos meses para los caldos españoles. Con una vendimia que se acercará a los 50 millones de hectolitros, un 20% por encima de la media de la última década, y con la previsión de que las producciones de nuestros principales competidores -Francia e Italia- sean más escasas que el promedio, las bodegas se preparan para dar un nuevo salto en el exterior.
El conjunto del sector vivió en 2011 el sorpasso: los ingresos procedentes de los mercados internacionales (2.235 millones) superaron por primera vez a los logrados en España -rozaron los 2.000 millones-. Y la dicotomía se agranda, ya que el mercado nacional sigue a la baja y en 2012 se quedó en 1.914 millones, según Nielsen, frente de los 2.360 millones procedentes de la exportación.
Además, el precio promedio pagado por el vino español en el exterior está rozando el máximo desde 2000, cuando alcanzó los 1,44 euros por litro. A inicios de esta vendimia estaba en 1,42 euros el litro, tras acumular una senda alcista que se prolonga desde inicios de 2011. Si las cosechas en los dos países competidores citados son finalmente a la baja, la exportación puede batir su récord de precio en este siglo.
Estructuras comunes
Ante todo ello, las pymes bodegueras de distintas denominaciones de origen -hay 69 en España- consultadas por elEconomista son en general optimistas respecto de su evolución a corto plazo. Coinciden, muchas de ellas, en la necesidad de coordinar mejor los esfuerzos comerciales de cara al mercado global, en que las restricciones de crédito les afectan por su menor tamaño, y en su convencimiento de que estar integrado en una Denominación de Origen (DO) facilita la venta fuera. Hay unas 4.000 pymes bodegueras "y todas pueden exportar y están exportando", asegura Del Rey, aunque también admite que una mayor coordinación sí es necesaria.
Carlos Muñoz, gerente de Bodegas Hiriart de Cigales (Valladolid), especializada en vinos rosados, asegura: "El Icex puede ser un buen elemento dinamizador de las bodegas pequeñas que cada día están más presentes en la exportación. Apoyar con programas de asistencia a ferias, congresos... puede ser el aliciente más importante. De todas formas, soy optimista y el único problema que veo a los pequeños es no saber crear estructuras comunes de comercialización".
En este mismo sentido, Fernando Vegas, director general de Avelino Vegas, con bodegas en Ribera del Duero y Rueda, considera que la exportación "es nuestro principal escollo". "Creo en la necesidad de unificar esfuerzos para conseguir que el vino español se haga un hueco en la mente de los consumidores mundiales. El esfuerzo debe ser común: Icex, comunidades autónomas y consejos reguladores de las DO deberían crear un plan de comunicación para España", aunque reconoce que hoy por hoy "esto es una utopía".
Ejemplo del potencial exportador que cada bodega por su cuenta tiene es Xavier Nadal, presidente de Cavas Nadal y fundador de la organización patronal Pime-Cava. El directivo valora positivamente el papel de Icex y Acció -su homólogo en Cataluña- para ayudar a las exportaciones, aunque "ahora tienen muchísimo menos presupuesto que antes". En el caso de Cavas Nadal, integrado en la DO Cava, las exportaciones se hacen mediante contactos y algunas ferias a las que asisten. La empresa ha renunciado al mercado español para concentrarse en las exportaciones, donde es más fácil colocar producto de mayor calidad y valor. Las ventas al exterior se hacen sin financiar, con pagos por adelantado.
Frente a la situación española, Javier Gandía, director corporativo de la valenciana Bodegas Gandía, señala que el consumo mundial aumenta y las bodegas españolas deben aprovecharlo. Cita mercados en claro crecimiento como China, Estados Unidos y Escandinavia. A las bodegas pequeñas les recomienda asociarse, porque hacerse un hueco en el exterior no es fácil.
Segmentación
Lo dice por experiencia, ahora que Bodegas Gandía es suficientemente conocida en muchos mercados. Según afirma, las denominaciones de origen no tienen nombre en el exterior, salvo Rioja y Cava en general y alguna más en lugares concretos. En el resto del mundo lo que miran es el país de origen y, en algunos mercados, la variedad de uva utilizada, lo que es una ventaja para los caldos de las otras 68 denominaciones españolas, que no tienen que superar el recelo que hay en el mercado interior hacia las DO menos conocidas.
Coincide este análisis con el del director del OEMV, quien cree que "todas las indicaciones para identificar al producto son válidas, depende de qué mercado abordemos para que una prime sobre otra". Por ejemplo, en Reino Unido aporta valor la diferenciación del vino según su DO, ya que el caldo español es suficientemente conocido. "En Japón o EEUU, sin embargo, tiene más sentido acudir bajo el paraguas de Vinos de España".
Un buen ejemplo que reúne todos los mensajes lanzados por todos los operadores citados es el de la Cooperativa Santo Cristo de Magallón, que optó por unirse con la Cooperativa de Fuendejalón para crear Bodegas Aragonesas en Zaragoza. El objetivo fundamental era abordar más mercados y "tener más volumen, recursos propios y dotarnos de un equipo profesional", según explica Juan Carlos Palacios, gerente de la Cooperativa Santo Cristo de Magallón, quien añade que esta fórmula ha permitido crear una marca propia -Coto de Hayas- y abordar con éxito los mercados tanto nacionales, en los que tiene presencia en todas las provincias, como internacionales, comercializando sus vinos en la actualidad en más de 40 países.
La constitución de Bodegas Aragonesas se tomó porque "antes no teníamos una experiencia. Sólo se vendía a granel para Francia. Fue un paso decisivo para abordar los mercados porque no había una estructura comercial. Teníamos una estructura pequeña, pero hemos conseguido lograr tamaño para salir al exterior y una masa crítica de ventas", que permite también competir en los mercados globales y hacer frente a una competencia acusada.
Además, estar dentro de una denominación de origen, en este caso la DO Campo de Borja, también es positivo. "Para nosotros es imprescindible porque para competir es necesario conseguir un elemento diferenciador del producto. En este caso, es la DO y el vínculo con la variedad garnacha. De hecho, el lema de la denominación es El imperio de la garnacha. Esto permite ser conocidos en el mundo".
Con respecto a la financiación, no hay unanimidad entre los consultados para calificarla como un problema. En el caso de la malagueña Bodegas Ordóñez, que produce vinos que califica de boutique en trece denominaciones españolas, reconocen que el grifo de crédito permanece cerrado pero "comenzará a abrirse en un futuro próximo", señala Victoria Ordóñez, una de las socias del grupo. "Durante estos años de crisis y falta de financiación, ha habido que ingeniárselas para salir adelante y crecer, pero eso es, precisamente, lo que marca la diferencia de cada empresa. La crisis que ha azotada a todas las empresas también ha provocado que muchas hayamos aumentado nuestra competitividad en todos los sentidos", añade la directiva.
Información elaborada por Javier Alfonso, Eva Sereno, Esther Porta, Rafael Daniel, Ruth Lodeiro, Jordi Sacristán, José María Camacho y Carlos Pizá.