Parece mentira que alguien tan cerrado de mente como tú haya querido emular a un grande de la heterodoxia como fue Andy Warhol. Pero sí. Has comprado sus famosos 15 minutos de gloria. De paso has vendido libros, pero tú y yo sabemos que esto no es lo importante, ¿verdad, ciudadano Santi? Pasta ya tienes. Y estrellas. Ya manipulaste en su día para ello, ¿no? En realidad, te ha podido el estómago. La rabia. Has querido, por 15 míseros minutos, acercarte al cielo que se te ha negado, sólo, por tiñoso y mal café. Por 15 escasos minutos, has querido estar en la cima.