Ruta Gastronómica por la Costa Brava
Marta Fernández. Expansión.es
Siga al autor en 0 De El Celler de Can Roca a los locales del verano de Gerona. Entre sus embajadores están Ferran Adrià y Joan Roca, dos cocineros que -cada uno con un papel diferente- lideran la gastronomía mundial. Representan la cocina de Girona, provincia que el creador de elBulli califica como "un posible Silicon Valley de la cocina". Adrià cerró el 30 de julio de 2011 su restaurante, con la aspiración de convertirlo en una fundación, en la que muy posiblemente se podrá comer, además de acoger visitas como centro-museo culinario. Mientras tanto, España lidera la cocina en el mundo desde un campamento base: El Celler de Can Roca, posicionado como mejor restaurante del mundo. La casa de los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca se ha convertido en la mesa más deseada del planeta, lo que consolida la provincia de Girona, incluida la Costa Brava, como punto de atracción gastronómico para la clientela foodie. Con este local como punto de partida, EXPANSIÓN elige diez pistas para gourmets en la Costa Brava:
1 El Celler de Can Roca, una parada urbana top.
Un viaje a la Costa Brava tiene una parada urbana obligada: Girona. Y, en ella, dos gastropistas imprescindibles. Una es El Celler de Can Roca, espacio posicionado como número uno del mundo según la lista S. Pellegrino. Ubicado en el barrio de Taialà, este establecimiento con tres estrellas Michelin ofrece dos menús por 135 y 165 euros (con IVA y sin bebidas). Un dato: sus mesas están llenas hasta mayo de 2014 y, desde el 1 de junio, rige un nuevo sistema de reserva, de forma que el día 1 de cada mes se abre el turno para optar a una mesa a once meses vista. El 1 de septiembre será el momento para planificar su próximo verano, es decir, tratar de reservar para agosto de 2014.
2 Una heladería: Rocambolesc.
Desde abril de 2012, los hermanos Roca tienen otro local donde probar su cocina dulce, que lleva la firma del menor de la saga, Jordi, responsable de la oferta de pastelería de El Celler y del nuevo Rocambolesc, una heladería en el centro peatonal de Girona. En esta tienda que parece salida de un cuento y que gestiona Ale Rivas (casada con Jordi Roca), se pueden probar seis sabores de temporada en helados acompañados de toppings o algunos postres para llevar a casa. Desde mayo, cuenta con una sede en Playa de Aro; y, desde julio, con un carrito de helados en el chiringuito de Carles Abellan en la playa de Sant Miquel, en Barcelona. Precios de los helados: a partir de 2,75 euros.
3 Compartir, el local de los chicos Bulli.
En abril de 2012, Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas abrieron Compartir, ubicado en una casita blanca de look mediterráneo. La localidad elegida fue Cadaqués, el pueblo que inspiró a Salvador Dalí. La historia sería anecdótica si no fuera porque estos tres chefs fueron jefes de cocina de elBulli. Castro, Xatruch y Casañas siguen siendo manos derechas de Ferran Adrià en su proyecto de elBulllifoundation. Pero para matar el gusanillo de crear un negocio propio, decidieron idear un local de cocina mediterránea con su personalidad. Anchoas, buñuelos de bacalao, ostras y arroces conforman una oferta atractiva, moderna y divertida. En verano, suele llenar sus mesas. El precio medio se sitúa entre 40 y 60 euros.
4 Cita en el faro del Cap de Creus. El Cap de Creus es el punto más oriental de la Península Ibérica. Y, en este rincón único, existe un restaurante también único: Restaurant Cap de Creus, única opción para comer en este cabo. Arrancó hace 20 años como un proyecto de Chris Little y su oferta es curiosa: predomina la cocina catalana con pescados frescos servidos al horno o a la plancha, junto con embutidos, anchoas, arroz de marisco o escalibada; pero en su propuesta se incluyen platos de cocina india. También tiene platos vegetarianos. El precio oscila entre 25 y 45 euros.
5 De Rafa's a La Sirena, en Roses.
El gallego Rafa Cantero regenta un local aparentemente sencillo en Roses. Rafa's es un pequeño espacio en el que rige una regla: productos de máxima calidad sometidos a una preparación sencilla, casi siempre a la parrilla. San Pedro, rodaballo, gallo, lenguado, lubina, espardeñas o gambas de Roses llegan cada día de la lonja. Así que en este restaurante, del que Ferran Adrià y su equipo son clientes desde hace años por su cercanía a Cala Montjoi, opera una carta cantada. El precio medio se sitúa entre 50 y 70 euros. En Roses, hay una pista más: La Sirena Snack Bar, donde Montse Núñez, que trabajó en elBulli, ofrece platos y tapas, entre las que hay que probar la ensaladilla y la butifarra, además de la oferta de pescados y mariscos del día, con un precio medio de 35 a 60 euros.
6 Miramar, dos estrellas en Llançà .
Paco Pérez llegó a Miramar como consecuencia del destino: desde hace 75 años sus suegros son los dueños de este hotel-restaurante ubicado en el paseo marítimo de Llançà, uno de los últimos pueblos antes de llegar a la frontera con Francia. Este chef ejecuta una cocina made in elBulli, plasmada en un menú degustación de unos 30 platos a un precio de 130 euros (sin IVA). Además, en Miramar funciona una carta con una oferta más tradicional de cocina catalana, con platos como manitas de cerdo con espardeñas o algunos arroces, con un precio medio de 80 a 120 euros. En 2012, Pérez reformó la sala y creó un taller de I+D. Montse Serra, su esposa, está al frente de la sala.
7 Cita en Sa Tuna
En Cala Sa Tuna, junto al pueblo de Begur, se ubica Sa Tuna Hotel Restaurant, donde se puede disfrutar de un almuerzo o una cena asomados al Mediterráneo. Bajo una oferta gastronómica tradicional con toques de autor, es posible comer desde unas gambas de Palamós a una sopa de pescado o algún arroz, en platos firmados por Mateu Batista. La oferta funciona determinada por la despensa que a diario llega de la lonja. El precio medio varía de 35 a 50 euros. Además, en Begur, está Fonda Caner, restaurante del Hotel Rosa, liderado por Narcís Caner, que desarrolló con Joan Roca el Roner, artilugio emblemático de la cocina al vacío.
8 Casamar, una estrella en Llafranc.
Quim Casellas lidera la cocina de este hotel-restaurante situado en el pueblo de Llafranc, reconocido en noviembre de 2011 con una estrella Michelin. Se trata de un negocio familiar que arrancó en 1955, fundado por Joan Casellas y María Balaguer y del que en 1974 se hicieron cargo Margarita y Josep Mª Casellas. Son sus hijos, Quim y María, quienes lo gestionan desde 2000. Casellas ejecuta una cocina catalana sujeta a una despensa de proximidad y adherida a la filosofía de slow food (una vuelta a los orígenes frente al fast food). Casamar tiene un menú degustación por 61 euros y el Menú Punta d'en Blanc, a 40,90 euros, una fórmula asequible para probar la cocina de un chef con estrella Michelin.
9 Mas de Torrent.
En el Empordà, Mas de Torrent cuenta con Jordi Garrido como director gastronómico. Este cocinero de Xàtiva (Valencia) firma una cocina contemporánea que ha adaptado a la despensa de la zona en la que está ubicado este precioso espacio. El restaurante, con una bodega de 400 referencias, da dos opciones: comer a la carta o el menú degustación por 78 euros (38 euros más con maridaje de vinos). Mas de Torrent suma a su oferta un precioso hotel con spa.
10 La ruta por el interior de Girona.
Aunque la Costa Brava sea su destino, hay también pistas en el interior. Tome nota de espacios singulares, como el hotel-restaurante Les Cols, regentado por Fina Puigdevall y su familia en Olot, con dos estrellas Michelin; Fonda Xesc, en Gombrèn, con una estrella y un menú por 39 euros; y, en Llagostera, en la carretera de Girona a Sant Feliú Guixols, Els Tinars, en el que Marc y Elena Gascons cuenta con una estrella y ofrecen un Menu Pica-Pica por 36,70 euros.