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El Caldero


Ángel Valera
Pays: España
Localité: 03002 Alicante.
Adresse: Virgen del Socorro, 68
(+34)965163812
Jours de fermeture: Los lunes, salvo cuando es fiesta.
Prix à la carte: 30/45 €
Prix menu de dégustation:


Los orígenes del restaurante “El Caldero”, se remontan a la isla de Tabarca, célebre por este copioso y suculento condumio marinero, donde la familia Valera-Samblás, creó una saga de restauradores, que triunfó con Ángel. En la actualidad está regentado por su hija Marimar Valera Samblás, que cuenta en los fogones con la inestimables ayuda de esposo, Jacinto Niceto Moya. La gastronomía que ofrecen es la típica de la zona levantina, incidiendo en el mar y en el arroz. La gran mayoría de la clientela demanda el “caldero típico tabarquino”, si bien otros platos que gozan de gran predicamento entre su nutrida clientela son: caldero de langosta o bogavante, arroz a banda, arroz caldoso, arroz senyoret, arroz con tonyina y seba, fideuà y gazpacho marinero. Vamos, que no puede tener unas recetas más típicas, más apetitosas, más sabrosas y más nobles dentro de sus orígenes e identidad. Cuchara-Cuchara, sea con esta o tenedor.
La verdad es que el caldero, en dos servicios, llena a Gargantúa y Pantagruel. Basta y sobra para darse un homenaje y no llegara nunca a la cena. Incluso si van tres, con demandar para dos terminarán ahítos. Si se quiere picar algo, nada como unos calamares a la plancha, exultantes de frescor, o las sepionet, perfectamente pasadas por el fuego, con un perfecto punto de consistencia, que saben a lo que son y tal cual son, aunque gozan del realce en el fondo del plato de una aceite de perejil, que se unta con ellas o sin ellas al gusto. Una ración para tres será un perfecto aperitivo, igual que lo pueden ser unas gambas rojas, o cualquier marisco que se descarga en la lonja de Santa Pola, en la que el patrón selecciona lo mejor.
Con el caldero, se puede saciar con los pescados de temporada más frescos. Hemos probado el de rape, pescado que dada su masa atlética, va de perlas para el guiso con patatas, el caldo de cocción y el alioli, un conjunto profundo, en sabor y cantidad. Rusticismo encantador que, valga la metáfora, es como follar en el pajar. Otras veces echan gallineta, cabracho o rascasa, sola o con otros peces del momento, por ejemplo, en verano, bonito, olímpica.
Después llega el arroz, suelto, con sabor a mar, manteniendo su identidad, eso sí, mediterránea. Sibarítico en intensidad, marcada pero en su punto, sin estar demasiado cargado, sin perder su identidad aunque teniendo un muy de agradecer gusto marino.
Una oportunidad única para hacer el mayor de los honores al costumbrismo y a la rusticidad, ambos muy bien entendidos.