7,5

Dos Palillos


Pollo crudo a la parrilla con salsa de soja y wasabi
Albert Raurich
Pays: España
Localité: 08001 Barcelona
Adresse: Elisabets, 9
(+34) 933040513
Jours de fermeture: Domingos, lunes y martes y miércoles al mediodía
Prix à la carte: 30/80 € €
Prix menu de dégustation: 45 y 60 € €


               Sigue de máxima actualidad, de máxima moda, de llenos diarios con la que está cayendo, el restaurante de Albert Raurich, discípulo durante muchos años de Ferran Adrià, que inauguró este restaurante en 2008. Evidente pasión por lo japonés, que tiene un doble motivo. Por un lado, su mujer es originaria de aquel país oriental y, por otro, la estancia en El Bulli le acercó a aquella cocina, que tanto ha inspirado al chef de Roses. Estímulos tan cercanos unidos a una técnica depurada le han llevado a conseguir platos orientales muy atractivos y precisos con evidente sello personal.
               Lo mejor es decantarse por uno de los dos menús degustación, que llevan por título uno y dos palillos, siendo más largo e importante el segundo, si bien varios platos coinciden. Este último lo integra una colección de pequeños y seductores bocados, que no por ser tradicionales dejan de tener su impronta, como se supone a un chef tan cultivado en la vanguardia. Tsukemono: pequeños trozos de verduras encurtidas en sal; muy agradables el pepino con shiso, las cebolletas con vinagre, rabanitos, patatas de montaña, etc.
               También resultona y divertida por su inusual textura la medusa con sésamo y salsa de guindilla. Muy sabroso el rollito crujiente, a la manera de una pasta de arroz crocante rellena de pollo, infinidad de verduras y microvegetales. Un tanto más occidental, aunque sea en el concepto, el buey de mar con gelatina de yuzu y soja. A continuación, el sunomono de algas frescas y moluscos, en realidad una versión particular y ciertamente manjarosa de la moluscada, que entremezcla diferentes algas frescas con berberechos, cañaíllas y lluentas.
             Seguidamente, el hígado de rape con gelatina de yuzu, popurrí de algas y nabo rayado; pletórico. Más mar, en esta ocasión navajas, atléticas y bravías, mágicamente realzadas con curry rojo, jengibre y lima kéfir. Por si fuera poco, otra ola, en forma de ostra servida en su caparazón, tan solo calentada a la parrilla y cruda, que conserva todo su jugo, que se funde con un excitante toque de sake. Ruptura total con unas impecables shitake en tempura.
             Y así siguen apareciendo y desapareciendo los pulpitos cocidos en dashi con mostaza japonesa, la gustosísima hamburguesa nipona que se compone de pan al vapor, carne de vaca, jengibre, peino y shiso, entre otras cosas, hasta llegar a dos momentos estelares: el pollo campero a la brasa semicrudo con salsa de soja y wasabi y una antológica papada caramelizada y especiada.