LA OTRA LUZ -NOOR- ILUMINA CÓRDOBA

 Francisco Morales -Paco para todo el mundo- es un cocinero cordobés que no sólo está entregado a su pasión, ha encontrado su entorno y comulga con el. Simplemente es metafísico, presenta naturalidad y estructura, compone elaboraciones y es fiel a sus principios reafirmándose con su manera de pensar. El nombre Paco es un hipocorístico y al igual que su cocina es apelativo de cariño, familiaridad y cercanía; no lo usa para suplantar su nombre real, porque el es Paco -con firma y nombre propio-. Y aunque parezca que su nombre Francisco se somete a cierta deformación, es todo lo contrario y esto se percibe escuchándole.

 

De su vivencia por grandes cocinas (Mugaritz o elBulli), pueden quedar resquicios que no van más allá de la actual tendencia gastronómica. El amor por el producto desconocido, el sabor inusual y la provocación continua emocionan al comensal. De carrerilla ha adquirido valores y pluses necesarios para comportarse como empresario. Tenacidad y disciplina, conjugan con su experiencia, habilidad, inquietud y virtuosidad, y su filosofía culinaria proyecta un estilo propio que será referencia para gente que no ha nacido.

 

Su cocina aborda problemas centrales de su filosofía; no quiere cocinar, quiere hablar con su cocina, es fundamentalista en estructura y sentido; finalista en naturalismo y vanguardia. Todo tiene un hilo conductor, tanto que a la pregunta de mi sobrino Manolo sobre lo que nos pareció, mi respuesta fue: “Con Paco todo tiene que ser, hace recta la curva”. Logra llegar al comensal con la exaltación del producto como hilo conductor, practica una cocina de naturalismo, de vanguardia comprensible, en sus platos no hay ningún elemento al azar; conjuga creatividad, armonía, equilibrio, técnica, sorpresa, emoción, sensatez y belleza; no necesita productos complejos ni inaccesibles para mostrar su talento, portento y virtudes. Aunque en esta ocasión todos los productos son muy desconocidos.

 

Noor permite que sus complejas elaboraciones culinarias sean visibles, sobre todo porque el equipo de sala utiliza bien el término, haciendo mención a la claridad que irradian los platos, siendo el medio útil para alumbrar, guiar e ilustrar al comensal (la sala habla por la cocina). Paco puede estar contigo en mesa escuchándote durante horas sin decir nada; únicamente analiza, absorbe, mira y al final sonríe cuando no tiene más remedio, tal cual como sus elaboraciones. Su cocina es evolución en estado puro, el más difícil todavía. Es la conceptualización de un agente físico como la luz.

 

El Menú elegido se conforma por 15 pases denominado “MADINAT ALZAHARA” (ciudad brillante), menú intermedio entre el QURTUBA -10 pases y el AL ANDALUS -23 pases. Su Castellanización se refiere al nombre de Medina Azahara, ciudad palatina que mandó edificar Abderramán III. Calificada como el Versalles de la Edad Media, símbolo de poder y construcciones jerarquizadas. Lo anterior sirve de prólogo de lo que nos deviene: jerarquía en atención y servicio, poder culinario y brillantez en todos sus aspectos:

 

-Karim de piñones, melón de primavera, erizo de Sahara y orégano fresco.

-Quisquilla cruda, fondo de ibérico, papada, habas tiernas y asafétida.

-Pan de Hommas, smen y guisantes crudos tiernos.

-Acelgas guisadas, yema de gallina emulsionada con mantequilla de cabra ahumada.

-Zanahoria con Kamun y nueces frescas.

-Pescadilla del mar negro con alcuzcuz y fondo naranja amarga.

-Hammis, coles y madre de vinagre.

-Pichón asado y foie gras de pato en arena del desierto, cúrcuma y fideos.

-Para refrescar: Shamam con sus pipas y agua de rosas.

-Laymun cocido con clavo y pimienta larga, crema de su piel y helado Allaymun Lawiza.

-Furniyya de algarroba y su corteza.

 

Los ingredientes están especializados en Al-Andalus (siglo X) y obvian cualquier producto del nuevo mundo (nombre histórico con el que se ha denominado al continente americano desde finales del siglo XV desde el descubrimiento de América en 1492) como por ejemplo la utilización de la algarroba con matices amargos similares al cacao. Así es como empieza la comida: “bienvenidos señores, nos encontramos en el siglo X”. La bodega trata de alinearse a la filosofía de Paco, como un complejo de referencias varias de Marruecos, Líbano, Turquía, Grecia o Egipto. En todo caso, hay varias ofertas: una mediterránea (carta de vinos clásica) y otra definida como “bebidas inocentes a base de infusiones y mostos, sin base alcohólica.

 

Cuando te sirven un recipiente no esperas su contenido, y mucho menos imaginas que la descripción del plato vaya a provocar una explosión de sabor palatal difícil de describir, pero todo con un denominador común acentuado: fusión de sabores depurados, exquisitos, no reconocidos, que se convierten en un nuevo registro, ofreciendo mayor exaltación. Todo se funde en el paladar al combinar los productos que quieres conocer pero sin información para adivinar lo que te llevas a la boca. Una cosa tengo clara después de conocer y seguir a Paco desde hace más de 10 años: “no sé lo que voy a comer pero me da igual”.

El tratamiento de la materia prima tiene el apellido Morales: delicadeza, puntos de cocción, contrapuntos, conjunciones, cremosidad, sutileza, más cremosidad en estado pleno, sabores palatales primarios y terciarios que te obligan a pensar, a cerrar los ojos para concentrarte; todo tan enriquecido, tan sabroso, tan perfectamente lineal -sin estridencias- que todo ello es jugo. Es el arte de convertir el plato más modesto en algo soberbio.

 

Escribo y no quiero reflexión, solo quiero profundidad y creatividad, pero muchos de los pases -por no decir todos- resultan difíciles de describir, más aún cuando en cada cubierto te sigue sorprendiendo. ¿Cómo se puede conseguir esos sabores sobrepasando las expectativas gustativas?.Profundidad plana, no hay puntos subidos, no hay picos ni estridencias, acidez ligeramente grasa, salado ligero, amargura sensible y dulzura estimulante. Las propiedades organolépticas como descripción física que tiene la materia en general según las que podemos percibir los sentidos (sabor, textura, olor, color) evalúan de principio a fin el menú. Texturas exquisitas, sabores sugerentes, toques delicados, jugosidad interior. Magistral en el juego de temperaturas, platos elegantes, repletos de sabores limpios y completos. Diestro con los fondos sobrados de técnica.

 

Quiero que sepan la sugestión que produce el entrar en Noor: el comensal descubre el restaurante tras descorrer una cortina y pasa a un comedor único en diseño, estructura y ambiente; desde sus ocho mesas se observará durante todo el pase el trabajo en cocina vista a escasos metros, que vuelve a ser cubierta por otra cortina al acabar el servicio. La brigada no habla, no se mira, conocen a la perfección su ubicación y responsabilidad. Enhorabuena por dar tanto sin decir nada y enhorabuena a la gente de Córdoba por tenerte de nuevo con ellos. Yo tengo luz en mi vida pero ahora quiero la tuya amigo Paco.



Carlos López

BLANCOS Y TINTOS; OTRA FORMA DE TAPEAR

Los hermanos y socios Alejandro y Sergio Box -jefe de sala y de cocina respectivamente-,  copropietarios de “La Perla” de Jávea, se reinventan e inician una nueva etapa de marcado carácter divertido y entretenido pero formal en técnicas y elaboraciones culinarias. Al frente de la cocina, Pascual, curtido en el humo de mil brigadas. Blanco y Tintos se  presenta como un formato de “tapas wine bar” proponiendo una carta sencilla y entendible, personalista y fuera de la cobertura de la plana -que no errática- oferta de tapas que existe por la zona de la costa.

 

Como negocio anexo y conexo a la sombra de la Perla, es un hijo de ésta con su mayoría de edad cumplida. Habla, piensa y es responsable por sí mismo en la definición y realización de sus creaciones. La cocina ofrece sabores definidos, belleza a raudales en sus sencillas creaciones, empleo de la técnica al servicio del gusto y una correcta elección de la materia prima (autóctona sobre todo). Es por lo que el resultado de la larga experiencia gastronómica de los hermanos Box, se plasma de manera canalla en este local que mira de frente al mar, en el propio paseo del Arenal.


La cocina está basada en productos de mercado, verduras frescas, ecológicas, según  temporada, alternando pescados varios de la bahía y carnes de diferentes razas y cortes, todo bajo el criterio de calidad del cocinero en consonancia con sus proveedores. La definición correcta de su cocina es que nos enfrentamos a una fusión mediterránea, con firma y sello propio, en el que el desarrollo e innovación se huele en sus fogones, sin dejar de mirar a la cara a las tapas tradicionales reinventadas y adaptadas en fondo y forma. Se consigue un buen equilibro nutricional y una mejor digestión de los alimentos. Del mismo modo se le da una debida importancia a la carta de vinos, con caldos naturales, ecológicos y convencionales seleccionados en las propias bodegas, en el que se puede entrever cosas interesantes no conocidas para el gran público. Ambiente agradable, decoración tranquila, luminosidad clara; correcta disposición de cada elemento de la sala, barra y cocina en un solo espacio corrido, abierto, limpio y con marcado carácter fresco, preludio de sus elaboraciones.

 

Tapeo: -Clochinas al vapor con hoja de limonero (mejillón mediterráneo): primerizo en temporada, intenso sabor, color y textura, apertura media en abanico signo de una debida cocción al vapor; -Turrón de corvina: Agradable trampantojo, cremosidad y contrapunto en sabores; -Tempura de morillo de bacalao: parte tierna y jugosa que se encuentra en la parte superior de la cabeza y poco habitual en las cartas. Fritura crocante, esponjosa y brillante, perfecto sellado, interior meloso, suave y blanquecino; -Spaguettis de calamar con espárragos verdes/blancos: sugerente, vistoso y atractivo; -Alcachofas y puerros a la brasa con AOVE: cocción de manual en las verduras, debida utilización del pimentón y acertada conjunción en la salsa romescu; -Ceviche: correctísima definición del tratamiento del pescado, marinado, resto de ingredientes y salsa liquida de base cítrica. Sabor potente y refrescante; -Callos marineros de javea (con garbanzos salteados): melosidad, conjunción, espesor y exitoso acompañamiento con la legumbre. Una tapa que quiso ser un plato de cuchara; -Pulpo brasa, aove y pimentón, sobre lecho de patatas: Carnosidad y gelatinosidad con sabores definidos. Resumen de un correcto conocimiento del tratamiento de la materia prima anterior al marcado en brasa y resaltado por el brillo que le proporciona el aceite extra virgen; -Chipirones salteados con mongetes (judías blancas): fibra, potasio, magnesio y vistosidad en el matrimonio legumbre/cefalópodo, probar para creer; -Finalizando en un momento de dulzura con variedad de mini elaboraciones: tarta limón con sorbete de la pasión; tarta de queso con mermelada fresca; panacota y bizcocho de chocolate; y cremoso y topping de plátano. En todos ellos dulzura justa, cremosidad debida y esponjosidad ejemplar; equilibrio palatal.

 

Formas, volumen y disposición en platos tan sencillos como creativos, todo un bocado, todo sentido y conjunción debida. No hay estridencias ni picos en sus sabores. El producto es el actor principal, la presentación en plato el vestido y su manipulación (plancha, fritura, pochado, vapor…) el debido maquillaje. No es que todo es perfección y elogios, es que están en el camino correcto para conseguir que los pocos desaciertos e imprecisiones respecto a condimentos y aderezos desaparezcan. Solo debo apuntar que es su deber revolucionar el tapeo de la costa.